Así
como en la antigüedad Dios nos dio 10 Mandamientos, como una expresión resumida
y concisa de su carácter personal, hoy día necesitamos una regla o referente
resumido para la guía de las iglesias.
Los
diez mandamientos son muy breves, son apenas 10 reglas básicas que sin embargo
son capaces de transformar radicalmente la convivencia de los seres humanos si
fuéramos capaces de acatarlos....Pero, francamente, no lo somos.
Es solo
con la asistencia del Espíritu de Dios que podemos vivir por encima de la media
de la practica social de los seres humanos dado que el amor de Dios y su gracia
incondicional cubren multitud de nuestros pecados, pero de no ser así, ningún
creyente estaría a la altura de las normas de Dios.
Estar a
la altura de la norma de Dios, y ser un hijo de Dios auténtico es una cosa y
mostrarse como tal son dos cosas bien distintas. Un inconverso puede bien
modelar una conducta que le haga acreedor de títulos de santidad o incluso le
haga pasar como creyente fiel y genuino sin serlo en verdad. A los fines de
este artículo, al menos hoy, eso importa poco, ya que, a fin de cuentas el
único que sabe a ciencia cierta quién es creyente genuino, quien es Pedro y
quien es Judas es Dios.
PARAMETROS PARA ELEGIR LÍDERES.
Pero
una cosa es que no sepamos a ciencia cierta que es genuinamente creyente quien
no, y otra es que incluso desconozcamos los estándares que debe alcanzar el
perfil del verdadero creyente, porque, si ni siquiera tenemos una norma para
juzgar esto la iglesia queda a merced de gente talentosa, entusiasta, poderosa,
simpática y ambiciosa pero carente de experiencia con Dios. Si una iglesia está
integrada en su totalidad en su mayor parte por liderazgo así…. No puede
permanecer mucho tiempo sin que se produzcan graves y vergonzosos conflictos ya
que Satanás tendrá entre la asamblea de los santos a uno o más de sus ministros
representantes.
LAS MARCAS DEL NACIDO DE NUEVO
Yo sé
que estas pautas para juzgar quien es nacido de nuevo y quien no lo es no son
infalibles, y como ya he dicho, el único que lo sabe a ciencia cierta es Dios,
eso no quita que tengamos una lista de unos pocos principios básicos para
juzgar la condición de “regenerado” o “nacido de nuevo” en una persona; Es
cierto estos principios no son infalibles pero créame que es extremadamente
difícil que una persona verdaderamente nacida del Espíritu Santo no las tenga o
evidencie, y más aun, es mucho más difícil que un no nacido de nuevo las pueda
falsear y mantener una conducta coherente durante mucho tiempo.
I
IRREFLEXIBILIDAD
Una
persona de la que se dice es “nacida de nuevo” ¿cómo puede al mismo tiempo ser
irreflexiva? Y, por cierto, ¿Qué es ser reflexivo? Bien, reflexivo es aquel que
usa la capacidad intelectual que Dios dio a los hombres para evaluar
conveniente y prudentemente sus actos y los demás y llegar a conclusiones
cargadas de sentido común.
Si
entendemos el acto de regeneración como una especie de ceguera intelectual, o
como un acto de aturdimiento mental en las personas, bien se puede llegar a ser
cristiano sin entrar en una etapa de profunda reflexión, pero, si rechazamos la
experiencia cristiana como una experiencia de enajenación mental y la situamos
en una estado de plena consciencia o incluso de consciencia más elevada de
nuestra persona, nuestros semejantes y nuestros actos y responsabilices frente
a ellos y sobre todo frente a Dios, entonces podemos colegir que la única forma
en que una persona puede llegar a ser cristiano genuinamente, nacido de nuevo,
es mediante un profundo proceso de reflexión intelectual y espiritual que da
como resultado una conclusión: estoy perdido y solo Cristo me puede salvar.
Todo esto, por supuesto, propiciado por el Espíritu de Dios.
Pero,
de la misma forma en que una persona es capaz de llegar a esta conclusión al
ser confrontado por la palabra de Dios, ha de saberse que convencer al pecador
de su condición caída, no es el único foco de confrontación en el que la Biblia
hace énfasis. Sino que a ese mismo pecador que pudo reflexionar y concluir que
necesitaba al salvador, bajo los mismos mecanismos, al confrontársele con la
realidad de que ese Salvador exige obediencia, santidad y muchas otras cosas más,
se espera de un hombre capaz de reflexionar, ahora, no solo poniendo en
operación los circuitos o vías comunes a todos los hombres, sino ahora ayudado
sobrenaturalmente por Dios, que al confrontársele con la mentira, la reconozca,
admita y pida perdón, que al confrontársele con la murmuración, el adulterio o
cualquier otra falsa, leve o grave, no la razone, no la justifique no intente
taparla, sino que, humildemente la reconozca, se rinda, se arrepienta y pida
perdón a Cristo y a todos los que sufrieron el agravio.
SENTENCIA
Digo
pues, solemnemente que es virtualmente imposible que una persona sea
regenerada, nacida de nuevo y al mismo tiempo incapaz de ser reflexivo, incapaz
o duro para perdonar, esquivo y hábil para no mostrar arrepentimiento, sagaz
para mantener sus mentiras y procurar embarrar a otros mientras oculta
descaradamente sus pecados. El creyente que no se arrepiente ni perdona NO HA
NACIDO DE NUEVO.
II
EMPATIA
CON CRISTO Y SU CAUSA
Si uno
que está entre los reputados como nacidos de nuevo no manifiesta gozosa empatía
evidente o tímida hacia Cristo y su causa no puede haber nacido de nuevo.
No se
descarta que por causas de prudencia con familiares declaradamente hostiles a
ciertas corrientes cristianas o al cristianismo propiamente dicho un nuevo
nacido opte por actuar con sigilo al mostrarse cristiano en sus declaraciones
(no así en su carácter) e incluso a mantenerlo durante un tiempo en secreto por
los motivos antes mencionados como fue el caso de Nicodemo quien en principio,
junto con otros seguidores de entre los líderes judíos mantenían un perfil bajo
y evitaron declararse abiertamente cristianos porque esto hubiera entorpecido
su propósito tanto de ser ellos mismos seguidores genuinos como de servir a la
causa de Cristo en aquellos momentos de alta tensión religiosa y gran antagonismo
contra Cristo.
Pero
fuera de estas causas atendibles u otras similares no podemos atribuir un desinterés
por anunciar a Cristo a otra cosa que no sea falta de verdadera conversión. Si uno
que se dice nuevo nacido tiene vergüenza del Señor, si le es indiferente hablar
de él, o si tiene cualquier objeción fuera de las antes citadas no es de
Cristo.
Basta con
observar las reacciones de la gente que se entrega a Cristo registradas en el
Nuevo Testamento para ver lo inconsecuente de una actitud de timidez,
indiferencia, dejadez o vergüenza en la manifestación de la empatía con el Señor
Jesucristo y su causa.
SENTENCIA
Aquel que
sin motivo claro y atendible no testifica de Cristo, no ha nacido de nuevo.
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